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jueves, 7 de marzo de 2019

Trabajo cooperativo

El trabajo cooperativo fue el motor de mi cambio. Hace 4 cursos, en Villarreal, en el IES Broch i Llop decidí cambiar el chip, me inicié en moodle primero y en Edmodo hacia el final de curso, pero lo que me acabó de encaminar hacia el lado oscuro, fue el trabajo cooperativo. Bien es verdad, que viéndolo desde la perspectiva actual me echo las manos a la cabeza. Aquello no era trabajo cooperativo ni por asomo. En mi defensa aduciré mi falta de experiencia y mi desconocimiento sobre el tema. Simplemente puse a los alumnos a trabajar juntos alrededor de una mesa, pero poco más. Seguramente fue la necesidad de cambiar lo que me empujó a ello. Había oído o leído cosas así. Recuerdo algunas actividades similares de mi época estudiantil allá por los años 80 con algún profesor envuelto en los MRP. Pero, lo dicho, demasiado atrevimiento por mi parte el llamar a aquello aprendizaje cooperativo. 
Ese verano me puse las pilas y empecé a investigar en serio sobre el trabajo cooperativo y llegué al IES Jaume I de Borriana y empecé a poner en marcha mi nuevo método de trabajo. Comencé el uso en serio de Schoology y algunas estrategias simples de trabajo cooperativo, que no eran muy difíciles de llevar a la práctica. Al principio se trataba de realizar pequeñas investigaciones sobre los contenidos que se trabajaban con el libro y ejercicios en grupo.
Fue David, el PT que trabajaba con los ACIS de mis grupos el que viéndome trabajar así me guió de forma definitiva, pasándome material, textual, visual y auditivo. Aunque algunas cosas ya las hacía yo, sin saber que tenían una estructura y un nombre, todo eso vino a poner orden a mi sistema. Un programa de radio, con una entrevista interesantísima, un vídeo explicativo del método y sobre todo el documento: 

EL PROGRAMA CA/AC (“Cooperar para Aprender / Aprender a Cooperar”) 
PARA ENSEÑAR A APRENDER EN EQUIPO
Implementación del aprendizaje cooperativo en el aula
Pere Pujolàs y José Ramón Lago (Coordinadores)
Mila Naranjo, Olga Pedragosa, Gemma Riera, Jesús Soldevila, Glòria Olmos, Alba, Torner y Carles Rodrigo
Universidad de Vic

Desde ese momento, mi biblia de cabecera. Dinámicas simples, complejas (Spencer Kagan), herramientas varias... En fin, todo para iniciarse y alcanzar con éxito el objetivo de cambiar tu método. Solo falta que los alumnos acompañen. En mi caso he tenido luces y sombras. Durante el primer año en Burriana llevé a cabo el trabajo cooperativo en mis clases de 1º y en 4º de la ESO. En primero bastante bien. Trabajamos de manera cooperativa las categorías gramaticales, haciendo infografías de cada categoría y de los géneros literarios. Luego hacían también ejercicios sobre el trabajo, utilizando las dinámicas Lápices al centro o Folio giratorio, y a veces una versión personalizada que fusionaba ambas dinámicas. Seguíamos el libro de texto, pero trabajando de manera cooperativa. Costó mucho, porque no estaban acostumbrados a trabajar de esa manera y yo tampoco era ningún especialista y también estaba aprendiendo. Había que mejorar muchas cosas, pero el ambiente de clase me encantaba. Sin embargo en el 4º de ESO que tuve, preparé un material propio de Literatura Medieval y Siglo de Oro para trabajar de forma cooperativa las características de cada periodo, género y autor a través de los textos. Debo reconocer que no es fácil, cuando el alumnado no ha trabajado nunca así y tampoco ponen mucho de su parte. Algunos se dedicaron a boicotear las clases, otros no se enteraban de nada por no poner interés en el trabajo y los pocos que lo intentaban lo veían muy difícil porque apenas tenían ayuda. Pues eso, un fracaso. Una de cal y otra de arena, por tanto.
Al año siguiente, de nuevo en Burriana vuelvo a tener 4º, esta vez los dos y además 2º de ESO. Muchos de los alumnos de 2º ya los había tenido en 1º. Resultó muy sencillo empezar a trabajar de manera cooperativa porque ya conocían las dinámicas y los que no había tenido yo el año anterior se engancharon enseguida guiados por los propios alumnos que ya habían trabajado conmigo. Como podéis imaginar trabajar con los 2º fue genial. Además trabajamos ya con un material preparado por mí mismo y pensado ya para trabajar con dinámicas cooperativas. No puedo decir que fuera un éxito de resultados 100%, pero yo empecé a ver los frutos del año anterior. En 4º me volví a estrellar. Y de qué manera. Esta vez con dos grupos en vez de uno. El material ya lo tenía preparado del año anterior y le añadí el intento de gamificación de Class Craft que ya mencioné en una anterior entrada. Nada, no entraron al trapo. Miento. Uno de los dos grupo empezó muy bien, con un primer trimestre espectacular donde aprobaron todos los alumnos en la primera evaluación. No me había pasado en 16 años que llevo trabajando. Trabajaron muy bien, pero a partir del segundo, no sé qué pasó, ni por qué pero el interés y el trabajo empezó a caer en picado en este grupo. En el otro fue peor aún, con boicot constante y protestas generalizadas. Tanto es así, que dados los malos resultados de la primera evaluación decidí hacerles un examen de teoría literaria pura y dura, que es lo que pedían. Si en la primera evaluación habían aprobado solo dos personas en la segunda solo lo hicieron 3, con lo que me demostraron que no era culpa del método. En cualquier caso fracaso total. De nuevo una de cal y otra de arena.
Y yo mirando de reojo a los proyectos de 1º que se iniciaron ese año. No pude participar, pues al ser interino no sabía si podría volver al año siguiente. Me llamaba mucho la atención eso del ABP, aunque también lo miraba con respeto y cierto recelo. Ya hablaremos del ABP en otra entrada.
Lo dicho, de nuevo una de cal y otra de arena, pero esta vez la parte negativa se imponía a la positiva. El hecho de estrellarme precisamente con la parte de los contenidos de mi asignatura que más me entusiasman y que mejor domino y dos años consecutivos me dejó muy derrumbado. Hasta llegué a pensar en abandonar el trabajo cooperativo, pues la pelea diaria, las protestas constantes, el desinterés mostrado abiertamente, a veces hasta animadversión palpable, y por supuesto los resultados finales, no compensaban el tremendo curro que me pegaba yo para preparar todo el material. Asumo mi parte de culpa, pues de alguna manera no supe motivar a mis alumnos. Lo que no puedo entender es el 4º que funcionó perfecto el primer trimestre y luego desistió. Debo reconocer que eso me dejó descolocado. Sigo sin entenderlo.
Ese fue el año en el que los interinos podían decidir repetir centro. Me ofrecieron participar en proyectos de 2º (ABP) y debo reconocer que estuve mucho tiempo hecho un lío. Había quedado tan desanimado con 4º que como he dicho antes, me pensé en serio abandonar el trabajo cooperativo. Por tanto aún me dio más vértigo meterme en el berenjenal del ABP interdisciplinar. Y con las perspectivas de las oposiciones en el horizonte.
Mis compañeros me animaron, mis alumnos de 2º me alegraron el final pidiéndome que volviera al año siguiente y no les gustó que les dijera que no volvería... (Y parecían sinceramente molestos). Eso me dejó tocado y cuando mis compañeros de departamento me sugirieron coger a los terceros  y los proyectos al año siguiente acabé de decidirme. Se trataba de volver a tener a alumnos que había tenido en 1º y en 2º, con lo cual, podía seguir mi proyecto particular y así fue. 
Y aquí estoy de nuevo. Con alumnos que llevan conmigo tres años ya. Esto no me había pasado nunca y tengo mucho interés en saber cómo llegaran a 2º de Bachiller los que lleguen.

He llegado a mi mejor año como docente. No puedo pedir nada más. Doy Proyectos en 2º con mi compañera Rocío que controla el proyecto a las mil maravillas y mis terceros. Problemáticas 0. Algún desencuentro con algún alumno de 2º, pero tan anecdótico que ni yo me lo creo. Los terceros son una maravilla. Problemas 0. Algún caso puntual de objeción, pero 0 disruptivos severos. Los disruptivos suelen tener hasta gracia, fíjate tú. En fin, que miel sobre hojuelas. Disfrutando este año como ninguno. De los segundos como es ABP hablaré en otra entrada que dedicaré al ABP. Y de los terceros solo puedo hablar maravillas. He encontrado alumnos que ya tuve en primero y en segundo. Alumnos que solo tuve en segundo pero se engancharon al cooperativo muy bien. Alumnos que tuve en primero pero no en segundo y los he vuelto a tener este año y están encantados de volver a trabajar como lo hacían en primero. Y alumnos que no tuve ni en primero ni en segundo pero que se han cogido a las mil maravillas gracias a los compañeros que sí se han creído esto del trabajo cooperativo. 
Por tanto todo un éxito este año. Mucho se tendría que torcer la cosa para que no pudiera catalogar este año como el mejor, hasta ahora, de mi carrera docente. Con los terceros material también elaborado por mí pensado para el trabajo cooperativo que está funcionando muy bien y además, introduciendo como el año anterior mini proyectos ABP de asignatura que comentaré en la entrada específica del ABP. Eso sí, no entiendo el ABP sin el trabajo cooperativo, pero sí entiendo el trabajo cooperativo sin el ABP. Ya explicaré esto.

Por tanto, haga o no ABP, lo que no abandonaré ya nunca es el trabajo cooperativo en el que creo firmemente. El trabajo cooperativo me ha permitido desterrar para siempre los deberes en casa tradicionales. Sí mando cosas, porque no se pueden hacer en el aula, pero nunca listados de ejercicios ni tampoco de hoy para mañana. El trabajo se hace todo en el aula y me aseguro de que todos obtienen ayuda, si no de un compañero, de mí. Sigo aprendiendo y afianzando cosas nuevas. Este año me he propuesto hacer uso más serio del cuaderno de equipo y el desempeño de roles de forma sistemática. Paso a paso afianzaré el método.